Su tamaño es similar a la tarabilla común, de pose rechoncha y movimientos nerviosos. El dorso y la cabeza son marrones moteados de negro, el pecho ocre y el vientre blanquecino. Presenta una marcada ceja blanca. Se alimenta de pequeños insectos que captura cerca de sus posaderos. En Extremadura sólo la vemos durante los pasos migratorios hacia África o de regreso.