Es la mayor de las collalbas ibéricas. Su plumaje es negro tizón, con la inconfundible mancha negra en forma de T invertida en la cola blanca. La encontramos en roquedos y pedreras de toda Extremadura, donde agita su cola arriba y abajo desde cualquier atalaya antes de capturar cualquiera de los grandes insectos que constituyen su dieta. Está presente todo el año, sin apenas alejarse del lugar donde se reproduce.